La sonrisa de Marìa

María llegó a mi puerta en busca de respuestas. Ella es la esposa de Manuel y la mamá de Franco y Ema, de 12 y 8 años respectivamente.  Hace unos 15 años que conoció a Manuel y desde ese momento permanece junto a él. María tiene 37 años. Ella esta recibida como diseñadora gráfica pero no ejerce su profesión. Me expresa siempre que ama a Manuel a su manera. Ella es ama de casa, algo que decidieron como pareja desde que Franco nació y eso a veces le genera cierta incertidumbre. Hoy vino como lo hace regularmente a su encuentro quincenal de coaching.

Comencé a hacerle las primeras preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Cómo están tus cosas? Y algunas otras con las cuales siempre damos inicio a nuestro encuentro.

María venía preparada, teniendo bien definido lo que estaba buscando. Me miró y una pequeña sonrisa se pintó en su rostro.

María: Estoy bien, aunque sigo con mis dudas existenciales, por momentos siento que esta todo perfecto y luego pasa algo que lo arruina.

EJM: ¿A qué le llamas ‘perfecto’?

María: Cuando estamos bien con Manuel. Cuando mis hijos traen buenas notas. Cuando el dinero alcanza para cumplir con todos los compromisos. Cuando tenemos momentos lindos en familia. Cuando parece que todo es perfecto. ¿Me explico?

EJM: ¿Y qué es lo que arruina eso?

María: Normalmente alguna mala noticia. Esta semana fue el cumpleaños de Manuel, cumplió 40. Resulta que le llego una carta del banco intimando el pago adeudado de su tarjeta de crédito. No estaba al tanto de la deuda. Muy pocas veces le pregunto cuánto gana o como administra el dinero, siempre confié en él. Esa situación arruino la armonía.

EJM: ¿Qué fue lo que sentiste?

María: En primer lugar, dolor por verlo así. Luego mis emociones se fueron para muchos lugares diferentes. Empecé a sentir que no era libre, que no sabía realmente si podíamos vivir como vivimos y finalmente angustia. Al final del día Manuel estaba triste, no quiso festejar su cumpleaños y su rostro parecía haber perdido toda su juventud.

EJM: ¿Por qué crees que te oculto la información?

María: No lo sé. Eso es lo que me causa dolor. Me trajo malos recuerdos de otras relaciones en las que me engañaron. Al final esta situación me abrió los ojos, no estoy enterada de muchas cosas. No siento que sea libre de tomar decisiones si no tengo la información correcta.

EJM: ¿Hablaste sobre esto con él?

María: Sí. Le pregunte cual era la situación real de nuestras finanzas y el solo se cerró más y titubeo: “Soy un fracaso total”. Al final parece haber sido una mala idea pedirle explicaciones. No solo sigo con la misma duda, sino que además parece que le cause más tristeza.

EJM: ¿Qué piensas hacer?

María: No lo tengo claro. Quisiera retomar el control de mi vida. Siento que dependo 100% de él y eso no me hace feliz. No me siento bien conmigo misma. No siento libertad para poder tomar decisiones. No sé realmente como seguir, esto me genera mucha tristeza.

EJM: ¿Sabes qué cosas te gustan hacer?

María se sonrojo y casi al mismo tiempo comenzó a llorar. Su tristeza se convirtió en angustia y el problema de fondo no era Manuel. Ella parece no ser consciente de muchas cosas. Puede ser por falta de análisis o solo por comodidad. A veces detenernos a pensar parece una tarea muy pesada. La reflexión permanente es esencial en la vida para poder avanzar.

María: Me cuesta mucho descubrir que me gusta hacer. Siento que me convertí en una sirvienta, que solo estoy haciendo las tareas de limpieza y orden para que luego lleguen mis hijos y mi marido a desordenar nuevamente. Mi rutina me aplasta. Al final del día no encuentro reconocimiento alguno. Y parece que nadie nota mi pesar.

EJM: ¿Por qué crees que nadie lo nota?

María: Mis hijos llegan de la escuela junto con mi marido, se sientan a comer y luego desaparecen cada uno a hacer otra cosa. Me quedo levantando la mesa, lavando platos y regañando por la soledad que siento. Luego se me pasa y les pregunto a mis hijos si tienen tarea mientras mi marido mira algo en la televisión. Nadie me dice nada de la comida o de que tan linda esta la casa.

EJM: ¿Lo has hablado con ellos? ¿Saben qué sientes esto?

María: No. Por momentos lo pienso, pero luego se me pasa porque esto es lo que hacia mi madre. Ella permanecía en casa para mantener todo tal como lo quería mi padre. Era lo normal y nunca le pregunte si ella estaba feliz. Todos los días la rutina era bastante similar a la mía.

EJM: ¿Y tú eres feliz con esta rutina?

María: Siento que no. Sin embargo, tampoco sé que otra rutina podría tener. Cuando me pongo a pensar sobre nuestras conversaciones no puedo encontrar que es lo que me gusta.

EJM: ¿Qué haces con tu tiempo libre?

María: No tengo mucho tiempo libre. A veces lo ocupo ayudando en un hogar de ancianos. Otras veces me pongo a leer, escribir y avanzar en temas relacionados a mi profesión. En otros ratos libres colaboro con algunas de mis amigas en alguna inquietud con respecto a diseño gráfico. En algunas ocasiones salgo a caminar o hago alguna actividad al aire libre.

EJM: ¿En cuál de todas tus actividades disfrutas ayudar?

María: ¿Ayudar? ¿A qué te refieres?

EJM: Todos estamos ayudando a alguien. El mayor propósito en la vida de los seres humanos es ayudar a otros. Cuando vas al hogar de ancianos estas ayudando. Cuando lees y te informas sobre tu profesión, te estas ayudando. Cuando colaboras con tus amigas, las estas ayudando. Muchas veces las respuestas están ahí, frente a tus narices y no las logras ver porque estas en un estado de inconsciencia. Es más normal de lo que puedes creer.

María: Bueno, realmente donde más disfruto ayudar es en mi profesión, a mis amigas. Ellas valoran mi conocimiento y siento que mi ayuda hace la diferencia. Creo que eso es lo que más me gusta, que al final lo que hago sirve de algo.

EJM: Todo lo que haces sirve de algo. Cuando limpias tu casa, sirve. Cuando cocinas, sirve. Cuando esperas a tu familia con la mesa lista y la comida caliente, sirve. Tu eres una persona de mucho valor y no sentir el reconocimiento de los demás, es la causa de tu angustia. Sin embargo, no es algo que surja naturalmente de las personas. Ellos no son los responsables de tu silencio. El 99% de los problemas en las relaciones son por falta de comunicación. ¿Cómo pueden tus hijos adivinar que te sucede si tu no se los dices? ¿Cómo puede tu marido saber que estas angustiada si tú haces lo mismo una y otra vez? ¿Acaso tus amigas te agradecen por lo que les das en forma gratuita?

María: No. Ellas me cuentan los resultados que tienen gracias a mis sugerencias o diseños. No me agradecen en forma directa.

EJM: ¿Entonces? ¿Por qué no las juzgas igual que a tu familia?

María: No lo sé.

EJM: Es posible que sea porque tu disfrutas haciendo esto y crees que, si les pides algo a cambio, pondrías en riesgo esa rutina. ¿Puede ser?

María: Nunca lo pensé. Siempre lo vi como un hobby. Algo que hago para mantenerme ocupada y también conectada con algo más que mi rutina.

EJM: ¿Qué pasaría si tu hobby tomara más tiempo? ¿Cómo imaginas tu vida?

María: No sé por dónde empezar. No tengo muy claro si eso me haría feliz. Imagino que las cosas tendrían que cambiar. Imagino que ya no haría otras cosas. Imagino que tendría que ocuparme de estudiar y prepararme un poco más que lo habitual. Imagino muchos cambios.

EJM: Imagínate que tu vida es un pedazo de tierra fértil, un terreno repleto de tierra bien negra, y te para frente a ella para definir qué vas a hacer, los pasos serian:

1 – En primer lugar, limpiarlo, sacarle todos los posibles yuyos.

2 – Diseñar que vas a plantar.

3 – Comprar las semillas de eso que quieres plantar.

4 – Plantar las semillas.

5 – Regar. todos los días.

6 – Va a crecer maleza, yuyos… otras cosas que destruyen (problemas, etc.), debes limpiarlos.

7 – El pasto crece primero, los arboles más lento (el pasto es de corto plazo, el árbol largo plazo).

8 – Aun cuando ya el pasto este crecido y el árbol de a poco vaya creciendo, debes regarlo todos los días, cortar el pasto, limpiar el terreno de yuyos. Si no lo haces, ¡puede que el árbol se muera o el pasto!

9 – Puedes armar canteros con flores, requieren otros cuidados, todo es tu elección, si lo haces, es importante que seas consciente de eso.

10 – Ahora el pasto está lindo, el árbol creció, si lo deseas ya estás en condiciones de tirarte a descansar en la sombra. Ahí contratas un par de jardineros para que lo mantengan mientras vos disfrutas de todo lo que hiciste.

Repite la fórmula para cada cosa que quieras en tu vida.

Fin de la historia.

María: Siento que todavía no sembré nada.

EJM: No seas tan dura contigo misma. Sembraste muchas cosas y las estas regando. Ya tienes pasto, lo riegas todos los días, es tu rutina diaria, los quehaceres diarios. Luego tienes varios árboles plantados, tus hijos, tu matrimonio, tu hobby, todo es tu elección. Y riegas a diario. A veces el problema es que no lo vemos. Ahora te toca también pensar en ti, eso que estas postergando es lo que te genera angustia. Tu hobby también puede convertirse en un árbol. Tienen lo necesario para hacerlo, solo falta que seas consciente de ello.

Aquí termina nuestro encuentro de hoy y solo te dejo una tarea para la próxima oportunidad. Piensa como puedes hacer crecer también ese hobby, que deje de ser un poco de pasto y comience a formar parte de los árboles en tu terreno fértil.

Van a surgir muchas dudas, miedos, incógnitas. Toma nota de todo y luego lo veremos.

Por ultimo, querida María, te sugiero que tengas más paciencia, que no seas tan dura contigo misma. Intenta conversar con tus hijos y tu marido, exprésales que te gustaría modificar algunas cosas. Pide ayuda. Deja descansar a tu ego y comienza a comunicarte de una manera diferente. Tu conexión con la abundancia es algo que debes construir de manera consciente.

Tu vida es un fracaso solo si tú lo crees así. Tu juventud termina solo cuando te rindes. Tus emociones te invitan a cambiar. Tu falta de sonrisas es la mayor evidencia. Tu libertad tiene el mismo tamaño que tu responsabilidad.

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