Una de las razones por las cuales muchos seres humanos jamás consiguen lo que quieren es, simplemente, porque no saben lo que quieren. Todos queremos ser exitosos, pero ¿sabemos en realidad qué es el éxito? Todos queremos una vida en abundancia, pero ¿sabemos en realidad qué es la abundancia? Igual sucede cuando, por ejemplo, nos referimos al bienestar: ¿qué es eso?
La verdad es que estamos confundidos. Creemos que el éxito es ganar mucho dinero, ser personas reconocidas y ostentar una posición social destacada. Eso es, al menos, lo que nos enseñan en la niñez, el mensaje equivocado que, a punta de repeticiones, graban en nuestra mente. Y nos lo creemos, lo ponemos en práctica, pero un día, uno cualquiera, nos damos cuenta de que es un error.
De hecho, nos damos cuenta de que no hay un éxito, sino que cada persona debe establecer qué es el éxito para ella, y luchar por conseguirlo. Para algunos, por ejemplo, éxito es conformar una familia y criar a sus hijos. Para otros, realizar una destacada carrera profesional, un camino en el que puedan dejar huella. Para otros más, lograr riqueza, viajar y atesorar bienes materiales.
De la misma manera, es imposible llegar a un acuerdo definitivo acerca de lo que significa la palabra bienestar. ¿Salud? ¿Tranquilidad? ¿Libertad? ¿Independencia financiera? ¿Relaciones positivas? ¿Todas las anteriores? ¿Estas que acabo de mencionar y otras opciones más? Como ves, no es un tema en el que sea fácil llegar a conclusiones absolutas, porque hay mucha tela de dónde cortar.
El Diccionario de la Lengua Española, por ejemplo, define bienestar como “el conjunto de cosas necesarias para vivir bien”. Una segunda acepción es “vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad” y, finalmente, como “estado de la persona en el que se hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica”. ¿Qué opinas?
Después de lo que he vivido y he estudiado, para mí el bienestar es ese estado de satisfacción personal en el que reinan la abundancia y la tranquilidad. A veces, lo que definimos como felicidad, aunque esta es más la manifestación de la emoción. Además, ten en cuenta que la felicidad va y viene, es temporal, es ocasional, se mezcla con otros sentimientos y emociones.
En cambio, el bienestar es transversal. No puedes hablar de bienestar en tu vida si, por ejemplo, falla la salud. O si no eres feliz en tus relaciones. O si tu trabajo no te hace feliz. O si vives frustrado porque no logras cristalizar tus sueños. O si no eres consciente de cuáles son las creencias que te impiden alcanzar lo que deseas. O si elegiste renunciar a tus sueños y seguir en la zona de confort.
La clave del bienestar consiste en vivir y disfrutar del presente. Por supuesto, implica dejar atrás el pasado, que por lo general nos provoca depresión y ansiedad, y saber esperar el futuro, que nos genera angustia por el deseo de saber qué ocurrirá. Requiere, además, ser conscientes de qué queremos en la vida, de cuál es tu propósito, y disponer de un plan y una estrategia para lograrlo.
La buena noticia es que todos disponemos de la única herramienta necesaria para alcanzar el bienestar pleno; la mala noticia es que esa poderosa herramienta es la mente. Mientras no saques de allí tus miedos, tus creencias limitantes, tus complejos, tus inseguridades, jamás podrás alcanzar ese bienestar que deseas. Y debes erradicar los pensamientos negativos, tóxicos y destructivos.
La cuestión es sencilla: si tú permites que la mente te domine, estás perdido. Los pensamientos, que son traviesos duendecillos, te jugarán malas pasadas, harán travesuras que convertirán tu vida en un permanente tormento. Si tú asumes el poder, si le enseñas a la mente quién manda y piensas con equilibrio, si vives en el presente, empezarás a disfrutar de verdadero bienestar.
Thich Nhat Hanh, un monje budista zen vietnamita que en 1967 fue nominado por Martin Luther King para el Premio Nobel de la Paz, dice: “El momento presente es el único tiempo sobre el que tenemos algún dominio”. ¿Entiendes? Si vives atado al pasado, si cargas el lastre de frustraciones, de relaciones tóxicas, de miedos y creencias limitantes, nunca conseguirás avanzar ni un paso.
Si estás en función del futuro, que no sabes si podrás disfrutar, no solo serás presa de la angustia y de la ansiedad, sino que no percibirás el valor de lo que tienes, de lo que la vida te ha brindado. Bien sea porque estás en el pasado o porque añoras el futuro, el resultado es el mismo: les concediste a las emociones el poder de controlar tu vida, de echar a perder tu presente.
Según el budismo tibetano, hay cinco reglas que nos permiten alcanzar un bienestar pleno:
1.- Despójate del odio. Este es uno de los sentimientos más tóxicos y dañinos que existen. Es tan poderoso, que puede destruir todo lo que tienes, todo lo que eres. Necesitas perdonar y soltar, perdonarte y valorarte. Es imposible estar bien cuando hay odio en el corazón y, además, no es justo que te hagas daño con recuerdos y pensamientos que estropearán cuanto hagas.
2.- Libérate de las preocupaciones. Sé que no es fácil, y menos en el mundo moderno. Sin embargo, no es imposible. Tú tienes el poder de elegir qué te preocupa, a través de tus pensamientos. Debes dejar ir el pasado y no angustiarte por el futuro, sino concentrarte en el presente, enfocar tus energías en el hoy. También, ir paso a paso, sin afán, con paciencia.
3.- Erradica la soberbia. Creemos, porque así nos lo enseñaron, que la soberbia nos hace fuertes, que nos protege de quienes quieren hacernos daño, pero no es así. Más bien, es al contrario: la soberbia es un veneno para el alma, nos debilita, hace que nos invadan los miedos. Debemos aprender a aceptar el error, a aceptarnos tal y como somos. Ser humildes es el antídoto.
4.- Da sin medidas. Nada más adecuado en la intención de alcanzar el bienestar que dar sin medidas. Haz el bien y no mires a quien. El origen del bienestar está en la generosidad, en la capacidad de desprendernos de lo que somos y de lo que poseemos y brindarlo a otros, a los que más lo necesitan. Claro, con una condición: sin esperar nada a cambio. Da y recibirás multiplicado.
5.- Acepta sin condiciones. Uno de los obstáculos que nos impide alcanzar el bienestar que deseamos es que tenemos expectativas demasiado elevadas, que no apreciamos lo que la vida, lo que otros nos brindan.
Acepta las dificultades y los errores, y aprende de ellos; acepta tus limitaciones, y apaláncate en tus fortalezas; acepta y recibe de buena gana lo que has construido.
Ese bienestar que estás buscando no está en el pasado, que ya fue, que no puedes modificar. Tampoco lo encontrarás en el futuro, que no sabes cómo será, que no sabes si disfrutarás. El bienestar comienza cuando entrenas tu mente para que viva en el presente, para apreciar y valorar lo que tienes hoy, para vivir con intensidad cada día, como si fuera el primero y el último.
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