Mi drama es igual al de muchos otros
¿Por qué? Porque un día cualquiera, hace años, mi vida era un caos. Era un adolescente que creía que lo tenía todo y, de un momento a otro, sin previo aviso y sin anestesia, vio cómo el castillo de naipes que había levantado se derrumbó estrepitosamente. Entonces, ya no tenía nada.
Y las que creía eran certezas se convirtieron en dudas. Mi vida se llenó de preguntas, pero también de resentimientos, disputas con familiares, tropiezos y fracasos repetidos. Nada de lo que hacía daba los resultados que esperaba y cada día era algo dolorosamente insoportable.